Con las precandidaturas ya lanzadas, Bullrich, Larreta, Morales y Milei no esconden ninguna de las reformas estructurales que les prometen al establishment local.
Un plan bomba. Nada de gradualismo. Ni palomas ni halcones. Las propuestas económicas de Juntos por Cambio, en sus dos vertientes internas (Horacio Rodríguez Larreta – Gerardo Morales y Patricia Bullrich – Luis Petri) y La Libertad Avanza de Javier Milei, retoman algunas de las directrices instituidas durante los gobiernos de Menem en la década de 1990, otras durante la primera Alianza y luego con el macrismo. Desregulación económica. Dolarización. Reforma laboral. Eliminación de las retenciones, y cargas patronales. Ajuste consolidado de todas las áreas del Estado. Privatización de la obra pública. Y una mayor transferencia de recursos de los trabajadores y trabajadoras hacia las sociedades que forman parte de la cúpula empresarial del país. Esta no es una enumeración arbitraria ni falaz sino que son los objetivos que forman parte de los programas presentados por ambas fuerzas políticas.
“El actual escenario electoral, con todas las precandidaturas definidas, está marcado por el corrimiento del eje político hacia la derecha”, indicaron desde el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO), en su informe sobre las propuestas económicas de JxC, La Libertad Avanza y Unión por la Patria (UP).
“Todos los candidatos hablan de orden fiscal, superávit comercial y competitividad cambiaria. Y los sectores beneficiados, a partir de los programas esbozados por estos partidos, serían los dedicados a la explotación y exportación de los recursos primarios”, agregaron desde el CESO.
Ni el escenario más benévolo para las exportaciones de los próximos años, ni la reducción de las importaciones energéticas a partir del Gasoducto Néstor Kirchner, alcanzará para pagar los vencimientos de la deuda con el FMI y los bonistas privados, gane quien gane. En 2025, el Estado deberá erogar casi 10.000 millones de dólares y alrededor de 20.000 millones en 2026.
Sin embargo, no todo es igual. El eje del programa de la extrema derecha, representada tanto por JxC y La Libertad Avanza, plantea abiertamente la eliminación de todo rasgo de kirchnerismo y de los derechos adquiridos durante las administraciones nacionales y populares. En sus palabras ya anticipan violencia.
Bullrich esbozó como su eje rector el concepto de orden, una suerte de mano dura para “eliminar el régimen económico de los últimos 20 años”. José Luis Espert, incorporado dentro de las huestes cambiemitas en los días previos al cierre de listas, dice que meterá “bala” a todo aquel que ose oponerse en las calles a los planes de ajuste. Lo dice sin tapujos ni repreguntas de los medios de comunicación hegemónicos. Morales, por su parte, brindó muestras de su autoritarismo durante la represión desatada tras la aprobación de los cambios en la Constitución provincial.
Recortes al por mayor
El Acuerdo Programático de Juntos por el Cambio no deja ningún centímetro de duda sobre el escenario de exclusión social y quita de derechos laborales. Larreta, Bullrich, Espert y Morales no escatiman en detalles.
Los discursos esbozados por los pre candidatos cambiemitas que competirán en las PASO explicitan un drástico ajuste del gasto público, una reforma tributaria que le quite recursos a las provincias (como es el caso de Ingresos Brutos) y más exenciones a las grandes empresas para “liberar a las fuerzas productivas”.
“Es imperativo una modernización de las regulaciones del mercado de trabajo y vamos a restaurar el equilibrio fiscal, a fin de limitar la emisión monetaria para financiar el Tesoro”, sostuvo Bullrich cuando le tocó exponer en el Foro empresarial Llalo Llao. Larreta no se diferenció tanto de su contrincante.
“Vamos a terminar con el déficit, la madre de todas las batallas, para ir hacia el equilibrio fiscal. Eso implica bajar el gasto público y revisar línea por línea el presupuesto de todos los organismos estatales”, afirmó el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, también durante el foro empresarial.
La consultora PxQ, que dirige Emmanuel Alvarez Agis, elaboró un informe con un ejercicio teórico donde ensayó cómo sería el ajuste fiscal para alcanzar el déficit cero, pero sin tocar el gasto social. Según el economista, se reduciría los subsidios a la energía a la tarifa social (1,1%), la obra pública se llevaría a mínimos históricos (0,6%) y se cortarían todas transferencias a las universidades públicas, tal como sucedió en 2017 (0,7%).
La unificación cambiaria, y la quita de toda regulación sobre la cuenta capital, también forman parte del menú. Una megadevaluación en el horizonte.
Dinamita
El candidato Javier Milei se comprometió, directamente, a la eliminación de toda la obra pública con el objetivo de que los proyectos de infraestructura sean manejados por el sector privado. Este enfoque podría ser una fase superior de la Ley de Participación Público Privado sancionada durante el macrismo y derogada en 2020 conjuntamente con la finalización de las concesiones viables que Macri había entregado a grupos de empresarios allegados a él.
El titular de La Libertad Avanza no solo prometió la dolarización de la economía sino una serie de reformas en tres pasos. En un primer momento, concretaría un fuerte recorte del gasto público a partir de un achicamiento del Estado. También privatizaría las empresas públicas consideradas deficitarias. Tal sería el caso de Aerolíneas, la línea de bandera clave para la interconexión de todo el país.
Luego seguiría la reforma tributaria favorable a las grandes empresas, y una flexibilización laboral. Nada muy diferente a lo que esbozan Bullrich y Larreta.
Por si todo esto fuera poco, para una tercera etapa avanzaría con una reforma previsional para recortar el gasto en jubilaciones y pensiones, la implementación de un régimen de capitalización privado, y un programa de retiros voluntarios de empleados públicos para continuar con el proceso de achicamiento del Estado.
En el caso de impulsar la dolarización, lo que ocurriría – con escasas reservas en el Banco Central – sería una mega devaluación. Los ingresos en pesos de los trabajadores y trabajadores quedarían pulverizados. El traspaso de la base monetaria con el actual nivel de reservas implicaría llevar el tipo de cambio, de mínima, a 2280 pesos por divisa. Sin embargo, si se toma en cuenta deudas indexadas y otros activos nominados en moneda local, la conversión podría llegar a hacerse en casi 10.000 pesos.
La Fundación
El economista Carlos Melconian, de la Fundación Mediterránea, elaboró una especie de programa económico que puso a disposición de todos los precandidatos a la presidencia. Sería una suerte de decálogo de los ajustes y reformas que podrían encarar desde JxC.
El programa de estabilización también habla de “reformar el sector público” y cambios estructurales en el sistema tributario. Nada nuevo bajo el sol. “Está prohibido entrar en los divagues de shock versus gradualismo, de la dinámica del ajuste, de los halcones y las palomas. Está prohibido, queda fuera de la puerta todo eso. ¿Hay que buscar una reforma del sector público? Sí; una reforma administrativa y tributaria de la relación Nación – Provincias; hay que meterse en empresas públicas, obvio”, sentenció.
“El déficit primario cero es inmediato”, azuzó el ex titular del Banco Nación durante el Gobierno de Mauricio Macri.
Al igual que Larreta y Bullrich, sostuvo que debería sancionarse una nueva carta orgánica del Banco Central para quitarle su triple mandato: “Generar condiciones para la estabilidad monetaria, la estabilidad financiera, el empleo y el desarrollo económico con equidad social”. Este último punto se introdujo en 2012 y le permitió a la autoridad monetaria contar con más herramientas para orientar recursos hacia el entramado productivo.
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