Los habitantes de Palomares sufren aún las consecuencias de la caída de dos bombas de plutonio estadounidenses en 1966 y acusan al Gobierno español de no presionar lo suficiente a Washington para que resuelve el problema.
El nuevo Gobierno que se formará en España como resultado de las elecciones generales tendrá que revisar el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, en el marco del cual deben desmantelarse las centrales nucleares y los residuos contaminantes. Al mismo tiempo, sigue sin resolverse la cuestión de la contaminación de Palomares, una localidad costera de la provincia de Almería que lleva más de 50 años con alta radiación por un accidente nuclear estadounidense.
Palomares sufrió uno de los mayores accidentes nucleares del periodo de la Guerra Fría. En 1966 dos aeronaves estadounidenses (un avión cisterna KC-135 y un bombardero estratégico B-52) colisionaron en vuelo durante una maniobra de reabastecimiento de combustible. Como consecuencia de la colisión, cuatro bombas termonucleares que transportaba el B-52 cayeron, y dos de ellas dispersaron su carga de plutonio y contaminaron la zona.
En aquel momento, las autoridades estadounidenses ofrecieron indemnizaciones a algunas de las víctimas del accidente, así como enviaron soldados de sus bases militares en España para limpiar la zona y recuperar los escombros. Aunque el Gobierno del dictador Francisco Franco zanjó así el accidente, el nivel de plutonio en la zona superaba en más de 3.500 veces lo permitido en EE.UU.
Hoy en día, aunque ya ha pasado más de medio siglo, las tierras de Palomares siguen teniendo altos índices de radioactividad, y todavía hay zonas valladas a las que no se puede acceder. Según residentes locales, aún se necesitan limpiar 50.000 metros cubitos de tierras contaminadas con plutonio, y algunos activistas sostienen que los estadounidenses solo recogieron 270 gramos de los 9 kilos de plutonio repartidos por los campos locales. Además, documentos desclasificados estadounidenses muestran que a la población se le ocultó que estaba viviendo en terrenos contaminados.
Finalmente, en 2015, Madrid y Washington llegaron a un acuerdo: la parte española se encargaría de la limpieza, mientras que la estadounidense se comprometía a retirar las tierras radioactivas. Sin embargo, esta iniciativa nunca se desarrolló.
“Bajo mi punto de vista el Gobierno de Estados Unidos tiene toda la responsabilidad porque fue quien ocasionó el problema. Si bien es cierto que el problema ahora está en España. Son los Gobiernos de España que tenían que haber metido más presión al Gobierno estadounidense para que resolviera este problema”, dijo a RT Maribel Alarcón, diputada provincial.
Desde entonces, las autoridades españolas no han hecho ningún intento por descontaminar Palomares ni obligar a EE.UU. a hacerlo, mientras que los vecino afirman que están cansados de denunciar el mismo problema sin recibir ninguna solución. Según ellos, el ruido mediático sigue repercutiendo negativamente en la economía de la localidad, principalmente en el sector turístico y agrícola.
RT News