Este año, la Semana Mundial de la Lactancia se lleva a cabo bajo el lema “promover y sostener la lactancia al volver al trabajo”; en este marco el Ministerio de Salud de la provincia insiste en la importancia del acompañamiento a las personas que amamantan.
Al respecto, la neonatóloga y pediatra, Tania Piedrasanta, indicó que “la Organización Mundial de la Salud, UNICEF, la Sociedad Argentina de Pediatría, la Academia Española de Pediatría; entre otras instituciones científicas, recomiendan que la lactancia materna sea exclusiva hasta los 6 meses de vida y continuar, mínimo, hasta los 2 años”. En este sentido, hizo hincapié en que estas recomendaciones no son sólo para los países con alto porcentaje de desnutrición. Asimismo, agregó que “en los países con morbimortalidad infantil alta, con condiciones sanitarias y socioeconómicas adversas, la lactancia es fuertemente recomendada”.
Piedrasanta destacó que “no hay una edad estipulada para el destete, aunque en la sociedad hay una obsesión porque los bebés y niños dejen la teta. Después de los 6 meses todo el mundo opina para que se agregue leche entera porque ya la teta no alimenta; sin embargo, es muy importante que la mamá sepa que la leche materna, luego del año, tiene 879 kcal por litro y mientras que la de vaca solo 637,86”. En este contexto, también comentó que “algunos pueblos primitivos daban de mamar hasta, aproximadamente, los 3 años”.
Las marcas de lácteos publicitan las leches maternizadas, leches 3 y 4 con grandes cantidades de agregados “para que tu hijo sea casi un genio. Sin embargo, no tienen beneficios extras y son más caras”, señaló la pediatra.
Continuando con la importancia de la lactancia, Piedrasanta resaltó que “la leche materna cambia su composición según necesidades del bebé; no pierde propiedades con el paso del tiempo y a partir del primer año aumenta la cantidad de ácidos grasos esenciales, importantísimos para el desarrollo cerebral del niño; aporta beneficios inmunológicos porque aumenta la concentración de células inmunológicas de defensa durante el segundo año, por lo que cuando están enfermos es lo único que comen; mejora desarrollo emocional, psicosocial y cognitivo; es factor protector de sobrepeso, obesidad y enfermedades crónicas no transmisibles. Además, disminuye la incidencia de cáncer de mama premenopáusico, cáncer de ovario, hipertensión arterial e infarto agudo de miocardio”.
Por último, resaltó que “la teta, no solo alimenta el estómago, sino también el alma”.
Y agregó la frase de un pediatra español muy conocido, que dice que la lactancia materna es mucho más que comida, es una forma de relación física y afectiva, es contacto frente a la soledad, consuelo frente a la tristeza, seguridad para descubrir el mundo, anestesia para el dolor. Es también un complejo sistema de protección inmunitaria. Casi por casualidad resulta, además, que alimenta.