El Banco Central dejó atrás la devaluación atada a la inflación por primera vez desde 2019. Qué pasará con los impuestos al dólar y qué impacto puede tener en la negociación con el FMI.
El Gobierno modificó este lunes su estrategia cambiaria para dejar atrás los ajustes diarios del dólar y establecer un tipo de cambio más alto pero fijo para los próximos meses electorales, luego de la inesperada victoria de Javier Milei en las PASO de las elecciones 2023 y en respuesta a uno de los pedidos del FMI.
El BCRA implementó esta mañana un salto de un 21,8% en dólar oficial y en el mayorista, llevándolos a $365 y $350, respectivamente. Al mismo tiempo, estableció una suba del 21% en la tasa de política monetaria de las Leliq y los plazos fijos. Se trata, en ambos casos, y por lejos, de las mayores subas nominales de la actual gestión para una sola jornada.
Según pudo saber El Destape, de esta forma la entidad monetaria dejará atrás el histórico crawling peg que venía sosteniendo desde la asunción de Miguel Pesce al frente de la institución en diciembre de 2019 y que suponía continuos ajustes del dólar, en general vinculados a la inflación. En cambio, la estrategia fue adelantar la devaluación prevista para los próximos meses electorales y estabilizar el valor del dólar mayorista en $350.
Sin embargo, esto no implicará ninguna modificación en el esquema de impuestos asociados a la divisa estadounidense. Es decir, se mantendrán los cargos del 75% para el dólar ahorro, pero también los recientemente establecidos impuestos a la mayoría de las importaciones de bienes (7,5%) y servicios (25%).
No habrá entonces una unificación cambiaria, ni mucho menos una relajación del cepo. Por ello, hasta el momento la disminución de la brecha con el blue es relativamente menor: si bien bajó 27 puntos en lo que va de la jornada, se mantiene por ahora en el orden del 87%, cerca de su promedio del primer semestre. De forma similar, la brecha con el MEP ronda el 74% (baja 13 puntos) y con el CCL es de 84% (baja por ahora 22 puntos).
El impacto en precios
En el Gobierno consideran que el efecto en costos de este salto en el tipo de cambio puede ser absorbido por los empresarios y que, por lo tanto, no debería verse reflejado en un traslado a precios finales. También para moderar el traslado a precios es que la medida cambiaria se complementó con la suba de la tasa de interés para Leliq y plazos fijos. De este modo, el equipo económico busca premiar a los que se queden en pesos y evitar más presiones sobre los dólares paralelos, contribuyendo a la estabilidad financiera.
Aun así, las consultoras privadas ya preveían que agosto vería una aceleración de la inflación debido al impacto de los impuestos a las importaciones, por lo que ahora estos pronósticos podrían acrecentarse aún más. “Es una jugada muy riesgosa devaluar en este contexto. Por situación cambiaria y por expectativas. Clave no desatar una espiral de precios que obligue a devaluar más. Para ganar el Gobierno necesita la cuadratura del círculo: bajar la inflación y aumentar ingresos. Muy justos los tiempos”, tuiteó Alejandro Vanoli, ex presidente del Banco Central.
Una forma en que la devaluación puede aumentar la inflación es a través del efecto de los precios de los bienes importados. Si una moneda se devalúa, los bienes importados se vuelven más caros, ya que se necesitarán más unidades de la moneda local para comprar la misma cantidad de bienes extranjeros. A modo de ejemplo, el índice de precios mayoristas en junio alcanzó el 7,5 por ciento, pero si se toma a los importados, la suba fue de 9,7 por ciento.
Por otro lado, la medida también es una devaluación directa para los exportadores agropecuarios, ya que este valor neutraliza (en algunos casos más que eso) los efectos de las retenciones. De hecho, el dólar agro para maíz y economías regionales es de 340 pesos por billete verde.
Las devaluaciones se dan por crisis de comercio exterior o de una crisis financiera. En el primer caso, se produce cuando los importadores demandan dólares para comprar productos, bienes intermedios (como materias primas e insumos) o de capital (como maquinarias), pero no hay suficiente oferta de esta divisa. Las consecuencias suelen ser similares en los procesos devaluatorios analizados: caída del salario real (es decir, el salario aumenta por debajo de la inflación), retracción de la actividad económica (esto significa que los comercios y la industria reducen su actividad como respuesta a una menor demanda de productos) y suba del desempleo.
El salto del dólar y el acuerdo con el FMI
Lo cierto es que, con estas medidas post PASO, el Ministerio de Economía concreta dos de los pedidos hechos por el Fondo Monetario Internacional a días de la esperada aprobación del acuerdo técnico por parte del directorio del organismo. En primer lugar, y más fundamentalmente, el recorte del atraso del dólar, que, según el FMI, era en julio de un 25% y que había sido formalmente omitido en la redacción del Staff Level Agreement. En segundo lugar, y asociado a ello, el pedido formal de mantener la tasa de interés en terreno real positivo (con una tasa efectiva anual del 209%), una de las vías del Fondo para garantizar la necesaria disminución inflacionaria.
El equipo económico parece haber entendido que el triunfo de Javier Milei y el tercer puesto de Sergio Massa afectaría las negociaciones con el organismo de crédito y buscó adelantarse preventivamente a este escenario. Ahora, tras las medidas de este lunes, y luego de prometer un presupuesto 2024 con déficit cero, en el Gobierno entienden que el desembolso de la segunda mitad de agosto, por 7.500 millones de dólares, está garantizado. Incluso, algunos funcionarios consideran que puede ser todavía mayor.
De concretar éxitosamente esta estrategia, el Gobierno lograría concentrar todo el efecto de la devaluación en las primeras semanas post PASO y llegar con más resto a octubre, con los fondos del FMI en sus manos para combatir las presiones cambiarias y, quizás, tener más margen para alguna medida distributiva.
ElDestapeweb