Por un lado, está la diferencia de votos entre la categoría a gobernador e intendente de la provincia de Buenos Aires respecto a la fórmula presidencial, votos que pueden recuperarse rápidamente para Unión por la Patria. Por el otro, los millones de personas que votaron al oficialismo en 2019 y que, de nuevo, decidieron no participar de las PASO del domingo pasado. Entre ambos, pueden cambiar totalmente el resultado electoral.
Sergio Massa dedicará los próximos días a atender la situación económica, decisión más que razonable dado que si ese barco no se endereza, las posibilidades electorales se achicarán considerablemente. Pero, mientras tanto, en el búnker de campaña de Unión por la Patria comenzaron a analizar en qué sectores Massa podría ir a buscar votos en octubre, más allá de la lógica pensada de sumar adhesiones de centro como los electores de Horacio Rodríguez Larreta, los radicales, el peronismo cordobés y los partidos provinciales. Por un lado, están los casi 200 mil votos de diferencia que obtuvieron intendentes y Axel Kicillof como candidato a gobernador respecto a la fórmula presidencial en la provincia de Buenos Aires. A ese número, deben sumarse los votantes del oficialismo de 2019 que esta vez decidieron quedarse en sus casas, que un trabajo de la Celag calculó nada menos que en unos 5 millones de personas, una cifra en condiciones de dar vuelta cualquier comicio.
El trabajo realizado por la consultora que dirige Alfredo Serrano Mancilla comparó el voto a Unión por la Patria (por entonces, Frente de Todos) y de Juntos por el Cambio en elecciones presidenciales de 2019 y en las PASO del domingo pasado. La UP perdió 6,5 millones de votos y JxC otros 4,1 millones, 10,6 millones entre ambos. Muchos de esos no fueron a votar porque la participación en estos cuatro años bajó del 80 al 69,6%, algo así como 6 millones de personas, con lo que quedan casi 5 millones que no los votaron. De acuerdo a los datos que surgen de sus sondeos, de esos, 3,3 millones de electores de Juntos por el Cambio en 2019 votaron a Milei el domingo, lo mismo que 1,5 millones de de UP. El resto de los electores de La Libertad Avanza, unos 2,2 millones, serían nuevos votantes.
Visto de otra manera, explicó el trabajo, un 80% de los votantes perdidos por la coalición opositora fueron a parar a Milei, con lo que la candidata Patricia Bullrich no tendría demasiado por sumar. Diferente es el caso de Massa, porque de UP sólo en 23% fue hacia el libertario mientras que un 77% decidió no ir a votar. Nada menos que 5 millones de personas. Son los tan mencionados desencantados, probablemente de origen peronista, que no quieren ir a votar en contra del oficialismo, pero nada los motiva a ir a votar a favor. La clave pasará por encontrar la forma de estimularlos, ya sea por temor a lo que pueda venir o por motivos emocionales, que el domingo 22 salgan de su casa para ir a poner la boleta de UP.
Buena parte de esos 5 millones de ausentes pertenecen a la provincia de Buenos Aires, donde se encuentra el núcleo del voto peronista/kirchnerista. De hecho, ahí hay otro voto que aparece a mano de Massa, menos numeroso pero importante, que es equilibrar los votos de la fórmula presidencial en PBA con lo que obtuvieron Kicillof y los intendentes del peronismo. Falta definir los números finos porque de esa diferencia, unos 200 mil votos, hay que restar el padrón de votantes extranjeros que sólo pueden elegir a las autoridades locales. Con todo, el gobernador consiguió un porcentaje -36,4%- superior al 32,1% del binomio Massa-Agustín Rossi.
El candidato y ministro ya estuvo reunido con la vicepresidenta Cristina Kirchner, con Máximo Kirchner y Eduardo “Wado” de Pedro para sobrevolar estos temas y plantear la necesidad de que la estructura del peronismo trabaje con mayor convicción en la movilización del electorado propio. No sólo se trata de que los intendentes redoblen los esfuerzos sino también los gobernadores, muchos de los cuales consiguieron una elección muy buena cuando desdoblaron, pero el domingo UP perdió en muchas de esas provincias de manera muy sorpresiva, incluso en algunas quedó en tercer lugar.
El director del centro de investigación Fundar, Daniel Schteingart, mostró un gráfico revelador que reveló la diferencia de la performance del domingo tanto de UP como JxC cuando en los distritos estaban en juego también las autoridades locales, no sólo las candidaturas nacionales. Mágicamente, la ola violeta encontró un límite mucho más marcado donde se jugaban intendencias y gobernaciones.
“El voto a Milei fue un balde de agua fría. Nosotros no militamos ningún corte, te lo puedo asegurar”, comentaba un intendente de UP que ganó bien su distrito, aunque por un margen menor al que había supuesto. Es cierto que desde el peronismo había una preocupación previa porque la boleta del libertario no se cayera y así dividir el voto opositor, pero no necesitó de ningún cuidado. Más bien lo contrario. Este intendente comentaba que el voto a Milei en Provincia fue en verdad algún punto más alto porque uno de los problemas que tuvieron fue se quedaron sin boletas. “Había 50 boletas de Milei por mesa y a una hora de la tarde se les terminaron en varias escuelas”, explicaba.
El jefe comunal esperaba un escenario diferente para octubre, pero para eso consideraba indispensable que aparecieran medidas de alivio para los sectores más postergados, especialmente ante esta nueva ola de remarcaciones. “Es difícil mover una boleta con el ministro de Economía al frente sino hay algo para el bolsillo de la gente, el desencanto con el gobierno es muy grande y tenemos que ofrecerles algo”, concluía.
ElDestapeweb