Algo en que pensar mientras lavamos los platos: Especies que desaparecen

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Por Rodrigo Ovejero

Vigésima Cuarta Entrega

En nuestra columna de hoy, vamos a estar conversando acerca de especies que desaparecen. Más concretamente, una en cuestión: los enanos de jardín. Por diversos motivos, los jardines de la actualidad cuentan cada vez con menos estatuillas decorativas, y la tendencia parece inclinarse definitivamente hacia su extinción.

            Lo primero que vamos a hacer es aclarar una cuestión terminológica. Debido a la presión de colectivos relacionados al tema, por razones legales debe señalarse que la manera correcta de llamar a los enanos de jardín es personas de baja estatura de jardín o, aún más correctamente, personas con capacidades longitudinales diferentes de jardín.

            Ahora sí, abordemos lo relativo a la progresiva desaparición de esta especie ¿Cuáles son las causas de que el enano de jardín no atraiga en la actualidad? ¿Qué podemos hacer para que no se pierda para siempre? No podemos obligar a los dueños de patios a abrir sus puertas a modo de refugio para estas figurillas de yeso, pero un paso adelante se dio en la reunión de asamblea general de la ONU del año 2003, cuando se firmó el Protocolo para la conservación del enano de jardín¸ una serie de pautas destinadas a evitar la extinción de esta especie, que a la fecha ha sido objeto de adhesión únicamente por quince países. La Argentina no se encuentra entre ellos. Además, a raíz de este documento se dio impulso a la iniciativa Adopte un enano de jardín, la cual a la fecha ha encontrado hogar a poco más de veintisiete mil enanos, algunos con serios deterioros como pintura descascarada o partes perdidas.

            Otro frente en el que se trabaja en la actualidad en defensa del enano de jardín es el cultural, en procura de desterrar creencias perjudiciales como las que afirman que estas estatuas cobran vida de noche, y se conducen con fines reprobables. El enano de jardín está hecho de yeso, y esta condición evita por completo su movimiento, con lo cual, si cobra vida o no, no tiene importancia. A lo sumo podría pensarse que si cobra vida su existencia resulta angustiante, pues nada más puede hacer que observar la vida pasar desde el mismo lugar durante años, incapaz del más mínimo movimiento. En todo caso, la disyuntiva es cruel: si consigue moverse el yeso se quebrará y su vida terminará. La vida del enano de jardín es terrible, está condenado a la quietud total por el resto de los tiempos o a perder su vida ante cualquier movimiento. Por eso a veces se encuentran enanos de jardín rotos sin que nada los haya golpeado en apariencia. La verdad es terrible, ante la perspectiva de la eternidad más rígida, ese enano ha elegido el suicidio.

            Es imposible saber con certeza las razones de esta desaparición, que parece, a estas alturas, inexorable. Pero en todo caso podemos aportar nuestro granito de arena a la salvación, inscribiendo nuestro hogar en adopteunenanodejardin.org. Usted puede hacer la diferencia, adopte un enano.

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