Balotaje: Javier Milei repite la estrategia de Trump y Bolsonaro y agita el fantasma del fraude

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El candidato presidencial prepara el terreno para un eventual escenario adverso. El libertario y las principales figuras de La Libertad Avanza volvieron a la carga con las acusaciones sobre presuntas irregularidades en las elecciones y se despierta el temor por un nuevo efecto Trump-Bolsonaro.

A días del balotaje y con el resultado abierto, Javier Milei prepara el terreno para un eventual escenario adverso. El libertario y las principales figuras de La Libertad Avanza volvieron a la carga con las acusaciones sobre presuntas irregularidades en las elecciones y se despierta el temor por un nuevo efecto Trump-Bolsonaro. Los nexos de LLA con la ultraderecha.

El 6 de enero del 2021, una horda de militantes irrumpió por la fuerza en el Capitolio de Estados Unidos para intentar impedir la sesión conjunta del Poder Legislativo donde se llevaba adelante el conteo del Colegio Electoral para formalizar la victoria de Joe Biden en las presidenciales. La asonada fue impulsada por Donald Trump durante los meses previos a la elección con reiteradas acusaciones de fraude y tuvo su estocada final en un acto en Washington cuando llamó a sus seguidores “a caminar hacia el Capitolio”.

Pese a la promesa de unirse a ellos, el republicano subió a su camioneta y se dirigió hacia la Casa Blanca. Desde allí observó a los manifestantes ingresar al edificio y enfrentarse con la Policía.

Entre los atacantes se identificaron a miembros del grupo supremacista Proud Boys, integrantes del movimiento paramilitar Oath Keepers, fanáticos de las teorías conspirativas QAnon, miembros del Tea Party y de Blue Lives Matters, como también fanáticos de Alt Right. Más de 1.000 personas fueron detenidas. El asalto dejó cinco muertos.

Bolsonaro, el fraude y sus vínculos con Milei

“Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa”, dice Marx al inicio de El 18 Brumario de Luis Bonaparte. Dos años después del asalto al Capitolo, Brasil confirmó esa tesis.

Durante las elecciones contra Lula da Silva, Jair Bolsonaro repitió la misma estrategia impulsada por Trump y alentó durante meses las acusaciones de fraude. “Los mismos jueces que sacaron a Lula de la cárcel y lo volvieron elegible son exactamente los mismos que conducen el proceso electoral brasileño”, afirmó en aquel entonces.

Luego de la derrota, el “Mesías” brasileño evitó reconocer el resultado y su partido pidió anular 280.000 votos por presunto fraude en las urnas electrónicas. Aquellas urnas que en 2018 lo condujeron al poder se convirtieron en el principal blanco de sus denuncias junto al Poder Judicial y al PT.

Los simpatizantes bolsonaristas se nutrieron durante meses de las acusaciones a través de las redes sociales. Y en los días posteriores a la segunda vuelta, se viralizó un video de YouTube del argentino Fernando Cerimedo en el que, con información falsa, denunciaba el robo de la elección.

El live tuvo más de 400.000 reproducciones en directo y el hashtag #BrazilWasStolen se ubicó entre los primeros lugares de la red social X, por entonces Twitter. Considerándose víctimas de una estafa, decenas de miles se volcaron a las calles de las principales ciudades y tomaron por la fuerza el Congreso, el palacio presidencial del Planalto y el edificio del Tribunal Supremo. Luego del asalto, el Tribunal Superior Electoral desmintió las denuncias y eliminó el contenido de la plataforma, pero el daño ya estaba hecho.

El consultor argentino, que asesoró a Bolsonaro en la campaña del 2022, es dueño de un conglomerado de empresas de medios digitales, entre ellos La Derecha Diario, y articula los trolls de La Libertad Avanza, según reconoció públicamente en distintas entrevistas a medios argentinos. Actualmente forma parte del equipo de asesores de Milei.

Si el vínculo de la familia Bolsonaro con Milei se expresa a través de Cerimedo, el de Trump con los libertarios lo representan Steve Bannon y Roger Stone, dos de los principales estrategas de la derecha internacional y ex asesores del empresario estadounidense.

Stone se desempeñó como asesor en las campañas de Richard Nixon, Ronald Reagan y el propio Trump, sobre quien asegura que fue su creador como figura pública. En el documental Get Me Roger Stone (Netflix), se define como “un agente provocador”, afirma que “es mejor ser un infame que ser un desconocido” y resalta el valor de la desinformación.

En un extenso artículo reciente, el sexuagenario consultor caracterizó a Milei como “el líder más parecido a Trump que actualmente está en ascenso en el escenario mundial” y llama a seguir sus pasos, apelando a una retórica belicista: “El público exige la guerra y la derecha debe darle la victoria total”.

Bannon fue presidente del sitio de extrema derecha Breitbart News, director de la campaña presidencial de Trump y jefe de la estrategia de la Casa Blanca en los primeros meses de su mandato. Días después del balotaje en Brasil, mientras multitudes se agolpaban en las puertas de cuarteles para incentivar un intento de golpe, grabó un video que reprodujo Eduardo Bolsonaro en el que convocaba “a los patriotas brasileños” a “una gran lucha” para frenar “el robo en las elecciones”.

Menos de un mes después envió otro video a la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), la cumbre política que reúne año tras año a los referentes mundiales de ultraderecha, donde insistió con las acusaciones de fraude en Brasil y EEUU. Entre los presentes se encontraba el candidato presidencial de La Libertad Avanza.

Pablo Secchi sobre Milei y el fraude: “Es preocupante y una irresponsabilidad”

La entrevista de Milei con Jaime Bayly responde al manual de la estrategia Bannon-Stone. Consultado sobre si las elecciones del 22 de octubre “fueron limpias”, el libertario no dudó en responder con un tajante: “No”. Y denunció que “hubo irregularidades de semejante tamaño que ponen en duda el resultado”.

A propósito de la segunda vuelta del 19 de noviembre, acusó a la Justicia Electoral de ser imparcial y adelantó que “no se puede aceptar” un resultado electoral adverso. Pero se preguntó: “El tema es qué otras alternativas tenés para jugar”.

Pablo Secchi es Licenciado en Ciencia Política, maestrando en Análisis, Gestión y Derecho Electoral y director ejecutivo de la organización Poder Ciudadano. Ante la consulta de Ámbito, considera que es “preocupante” y “una irresponsabilidad” por parte del candidato. “Demuestra un desconocimiento total del sistema, un menosprecio a más de 300 mil personas entre presidentes de mesa y fiscales, y una desconfianza sobre la justicia electoral que no está fundamentada ni siquiera en una denuncia”.

“Los cuestionamientos, si están hechos desde la buena fe y no con intención de embarrar la cancha, demuestran un desconocimiento del sistema electoral argentino”, comenta. Además explica que el funcionamiento de la elección “se basa principalmente en la presencia de fiscales en las mesas. No hay otra forma de controlar a casi 100 mil presidentes de mesa que con el control cruzado que hacen los partidos políticos durante la jornada electoral y especialmente en el momento de contar los votos y llenar las actas”.

Las acusaciones sobre irregularidades proliferaron en las principales cuentas de redes sociales afines a La Libertad Avanza luego del segundo lugar obtenido en las elecciones generales del 22 de octubre. Utilizando imágenes de telegramas con 0 votos, cuestionaron la transparencia de los comicios. La Justicia desmintió las acusaciones.

El Centro de Investigación para la Calidad Democrática (CICaD) relevó que Unión por la PatriaJuntos por el Cambio La Libertad Avanza registraron en las elecciones generales números similares de mesas que emitieron telegramas con votos 0 para partidos políticos: 1.675 JxC, 1.658 para LLA y 1.652 para UP. Además, remarcó que ese número de mesas no supera el 1,6% del total por lo que no se podía afectar el comicio.

Secchi aclara que “la diferencia entre los telegramas, que el desconocimiento del sistema lleva a prestarle atención, y las actas, que son las que cuenta la justicia electoral, fue insignificante” en las generales y remarca que “ni el propio Milei ni alguien de su partido presentó alguna denuncia en la Justicia al respecto”.

Ernesto Semán: “Un manual básico de la nueva derecha”

Las acusaciones no lograron trascender más allá de las redes sociales, lo que desnuda su falta de veracidad, pero aún así suponen un riesgo por su impacto en el discurso libertario. En los canales de Telegram de grupos afines a Milei insisten en la idea de fraude electoral a días del balotaje.

Las declaraciones de asesores de La Libertad Avanza, lejos de contribuir a la calma, echan más combustible al fuego. Guillermo Francos, eventual ministro del Interior en un gobierno de Milei, en el programa Toma y Daca de AM750 insistió con las acusaciones de fraude y criticó la desmentida de las autoridades electorales. “La Cámara Electoral podrá decir lo que quiera, pero hubo fraude en muchas de las mesas electorales, lo tenemos comprobado”, dijo.

El paralelismo con las prédicas de Trump y Bolsonaro preocupa a propios y ajenos. Ernesto Semán es historiador y autor de libros como Breve historia del antipopulismo. Los intentos por domesticar a la Argentina plebeya, de 1810 a Macri y Hecho burgués, país malditoEn diálogo con este medio señala que se trata de “un manual básico de la nueva derecha” que responde a una “medida preventiva ante resultados desfavorables”. Cuando se encuentran ante un margen estrecho que puede derivar en una derrota surgen las denuncias, pero cuando la victoria se concreta el sistema funciona. Así quedó demostrado en los balotaje ante Hillary Clinton (2016) y Fernando Haddad (2018), e incluso en el caso de Milei durante las PASO.

“¿Por qué no se hacía tanto antes? ¿O por qué parece tener oídos más receptivos ahora?”, se pregunta y responde: “Mi impresión es que esas denuncias son sintomáticas de sistemas democráticos que han visto erosionada su legitimidad antes de estas denuncias, y no por ellas. Aparece un cansancio frente a los procedimientos, ante todo aquello que haga menos ‘directa’ la relación entre lo que queremos y lo que sucede”.

Más allá de los puntos de contactos posibles entre Trump, Bolsonaro y Milei, el escritor y profesor de historia de las universidades de Bergen (Noruega) y Richmond (EEUU) aclara que hay diferencias importantes. Sus puntos de partida son muy distintos. “Argentina, en general, no ha tenido problemas de inclusión política y transparencia institucional en los últimos 40 años”, mientras que el sistema electoral de Estados Unidos “está diseñado para excluir y manipular en formas que en casi cualquier otro país de la tierra sería ilegal”.

Semán pone de ejemplo el gerrymandering -que implica el rediseño de distritos electorales a través de su unificación o división de manera antojadiza para limitar la influencia del voto en el resultado final-, los distritos uninominales, el dinero en las campañas y los modos de prevenir la participación de minorías. “Sin contar con el colegio electoral, que Argentina eliminó en 1994, y el hecho de que dos de los últimos cinco presidentes hayan accedido al poder sin ganar el voto popular. En ese contexto, el sistema carece de bases de legitimación, lo cual, paradójicamente, es explotado por los mismos que promovieron esas distorsiones. Eso en Argentina no ha sido así históricamente”, dice.

El riesgo de promover las denuncias de fraude

De todas maneras, coincide en que la negativa de Milei a reconocer una eventual derrota es una manera de preparar el terreno para activar a sus votantes. Lo que ocurra después estará determinado por el componente argentino. “La forma en la que funcionen esas denuncias va a tener un claro tono local. Ya sea porque no penetran, o porque se atan a demandas de tipo social, o porque incluye elementos nuevos”, aclara.

De cara al balotaje, hay ciertos aspectos a los que es necesario prestarle atención. Uno de ellos es la irrupción de la violencia en la escena pública de la mano de grupos de ultraderecha como Revolución Federal, que a través de las redes sociales promueven discursos de odio e incitan a la agresión. “Dejaremos nuestra sangre en las calles con tal de llevar a Milei a la Casa Rosada”, afirmó Leo Sosa, uno de los líderes de la agrupación, la noche del 22-O.

Ese mismo día, Sosa publicó un mensaje sobre Cristina Fernández de Kirchner: “Mañana CK vuelva a Buenos Aires. Mañana vuelve Revolución Federal”. Los abogados de la vicepresidenta elevaron la denuncia a la Justicia en la que advirtieron que “quien formaría parte de La Libertad Avanza, envalentonado por el posible resultado electoral de este partido, se siente seguro para poder atacar impunemente a Cristina Fernández de Kirchner”.

En la presentación recordaron que el 15 de agosto del año pasado, dos semanas antes del intento de asesinato, en los grupos de Revolución Federal “se había hablado de contratar un sicario para matar” a la exmandataria. Y el 27 de ese mes, el usuario “Dali Revolución” puso a disposición un arma para “una actividad bala”. Ese mismo día, Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte fueron hasta las inmediaciones del domicilio de la vicepresidenta por primera vez. Cinco días después, el primero gatillaría sin éxito a centímetros del rostro de Kirchner.

El kirchnerismo y la fortaleza del sistema electoral

Las denuncias libertarias apuntan a un presunto manejo de la Justicia por parte de sectores kirchneristas. Sin embargo, no es la primera vez que el kirchnerismo disputa una elección siendo gobierno y el historial le da negativo: Néstor Kirchner perdió las legislativas de Buenos Aires en 2009 ante Francisco de NarváezMartín Insaurralde fue derrotado por Massa en el mismo distrito cuatro años después; en 2015 Daniel Scioli cayó en balotaje ante Macri y en 2021 el Frente de Todos volvió a perder a nivel nacional y en PBA.

A días del balotaje del 19 de noviembre, el escenario electoral está abierto y la incertidumbre abunda. Sobre la postura que podría tomar La Libertad Avanza ante una posible derrota, el director de Poder Ciudadano opina que hay “patrones parecidos” entre Trump, Bolsonaro y Milei pero corresponderá esperar al final de la elección para saber qué posición tomará el libertario.

Semán coincide también en que es posible trazar ciertos paralelismos entre los tres líderes de ultraderecha y las identidades colectivas que los rodean porque “por un lado son actores transnacionales”, pero aclara que “también son domésticos” y “aprenden de la experiencia de los otros”.

Entre los factores que los diferencian, recuerda que Trump logró llegar al Gobierno “montado sobre la estructura del Partido Republicano”. Eso le permitió iniciar en un piso del 40% de votos leales, antes de comenzar a denunciar fraude. En cambio Milei sostiene su faceta de outsider pese al acuerdo con Macri: “Milei enfrentó a todos e incluyó en su denuncia contra ‘la casta’ a los grupos de derecha que podían ser su base de sustento. Para la segunda vuelta, Macri le solucionó ese problema proveyéndole una estructura, un imaginario y un lugar en el electorado que no tenía. Quizás no le alcance. Si fuera así, me parece que su identidad de ‘outsider’ va a seguir teniendo su propia dinámica”.

La presencia del peronismo es otro aspecto a tener en cuenta para Semán a la hora de separar las aguas entre dos expresidentes y el libertario. “El discurso anti izquierdista es distinto al de Estados Unidos y Brasil”, dice y añade que en nuestro país “tiene mayor presencia la acusación antipopulista contra el peronismo”.

“El antipopulismo señala sobre todo un descarrilamiento de las masas, de las formas en las que su intervención ha dejado trunca la libertad y la modernidad en la Argentina”, remarca el historiador al respecto. El peronismo es considerado por ciertos sectores de la sociedad como un movimiento populista, pero Semán aclara que, en otros contextos, ese señalamiento “también podría caberle a Milei”.

Sobre el final, Secchi plantea que será necesario esperar al cierre de los comicios para conocer cuál será la actitud oficial de LLA, de sus votantes y principalmente de su núcleo duro. “Lo veremos al terminar el proceso electoral y en caso de perder especialmente. Este tipo de dudas se terminan cuando ganan y aparecen cuando pierden. Los mismos sistemas han dado ganadores y perdedores a Bolsonaro y Trump, pero cuando perdieron lo pusieron en duda. Milei no puso en duda el sistema luego de que salió primero en las PASO, lo pone en duda cuando sale segundo y por las dudas de cara a la segunda vuelta”, señala.

Secchi considera que una vez finalizado el escrutinio “puede haber reacciones” y habrá que estar atentos “a la responsabilidad democrática de los candidatos y sus seguidores, especialmente cómo se desarrollan los acontecimientos”. De todas maneras, insiste en que el sistema electoral “es sólido” y, si bien es perfectible, “de ninguna manera se puede poner en duda”.

Para Semán “nadie alrededor de Milei quiere terminar como Bolsonaro. Aún desde su torpeza, todos miran las experiencias ajenas para ver qué hacer y qué no”. Será cuestión entonces de esperar y ver.

Ambito.com

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