Posted by El cuerpo de los niños como territorio de disputa o de negligencias es un lamentable denominador común en nuestro sistema cultural, que paulatinamente comienza a vislumbrar una nueva consciencia colectiva, despertando a nuevas miradas que hacen foco en la situación de la infancia y la adolescencia.
Los últimos acontecimientos de maltrato infantil en nuestra provincia, incluso del que tomamos conocimiento hoy, muestran un estado emergente de esa nueva consciencia colectiva que se manifiesta mediante el repudio y la acción solidaria de diferentes actores sociales. Pero también desnudan la negligencia de un espectro amplio que explica la violencia como un flagelo estructural que encuentra en la condición de infantes un factor de vulnerabilidad fortalecido bajo normas sociales tolerantes de esa violencia.
Si bien el maltrato infantil generalmente ocurre en el ámbito intrafamiliar lo que confiere a la problemática un carácter de invisibilidad, el concurso de acciones mancomunadas y comprometidas son puente hacia la garantía de que niños y niñas puedan crecer en ambientes saludables.
Abordado desde un marco multisectorial y asumiendo que el ejercicio de la patria potestad no hace de los niños y niñas propiedad de sus padres, el maltrato infantil puede revertirse comenzando por la desnaturalización de prácticas de crianza, que hasta hoy legitimaron metodologías de castigo físico y emocional que hicieron también del abuso sexual otra modalidad preocupante.
Junto a ellas coexisten otras formas de maltrato infantil sobre los cuales es preciso poner luz, como el consumo de sustancias adictivas durante el periodo prenatal o la imposición que ejercen algunos padres/madres u otros cuidadores tendientes a la realización de actividades no aptas para la edad y la condición física de los niños, casi siempre con el fin de obtener un beneficio económico. También forma parte de esta problemática la inacción u omisión de organismos del Estado como garante de derechos para la proteccion de la seguridad física y emocional de los niños.
En tal sentido, el marco jurídico argentino ha complementado con denominada Ley Lucio, los alcances de su antecesora la Ley Nacional N° 26.061. Ambas aplican la obligatoriedad de denunciar la sospecha de maltrato y toda vulneración de derechos entre quienes tienen responsabilidades ligadas a la niñez, especialmente profesionales de la salud y del campo educativo.
Siendo preciso desmitificar la falsa creencia de que sólo cabe esta obligatoriedad a quienes detentan responsabilidad parental/marental, cabe tambien en términos generales entender y asumir la corresponsabilidad ante situaciones que ponen en riesgo el derecho de los niños a vivir y a crecer en entornos de cuidado y protección.
Es también superlativa la responsabilidad del Estado como garante de derechos. A la luz de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) atañe a las diferentes gestiones de gobierno invertir presupuesto y diseñar políticas que permitan revertir situaciones de riesgo o vulnerabilidad. Trabajar en función de estos objetivos demanda un abordaje interdisciplinario y multisectorial especialmente cohesionados los sistemas de Salud y Educación En este orden, organismos internacionales especializados ofrecen herramientas y propuestas específicas para derribar este flagelo. Entre ellos asegurar el acceso a los servicios de ayuda médica, social y psicológica a familias que se encuentran en riesgo.
Otras vías de acción proponen el diseño de programas que promueven estrategias de educación libre de patrones culturales tradicionales de crianza, destinados especialmente a padres, madres u otros cuidadores. En este punto, otra línea de prevención es fomentar espacios de formación para docentes, que otorgue herramientas de acción y el conocimiento de los marcos jurídicos que los respalda para intervenir ante casos de violencia contra niños.
Por último, empoderar a los niños, niñas y adolescentes en el conocimiento, reconocimiento y ejercicio de sus derechos es otra vía de prevención. Reconocer y respetar sus inquietudes y necesidades –especialmente cuando le ponen su propia voz a las denuncias- es prioritario para desandar los cambios culturales que necesitamos, para que el maltrato infantil deje de ser una realidad cotidiana que nos duele como comunidad.
Como entidad preocupada por esta realidad creemos que es de suma importancia asegurar la integralidad de las intervenciones, especialmente en lo que respecta al acompañamiento terapéutico profesional y de articulación de programas de ayuda social para familias donde la falta de recursos económicos o simbólicos profundizan su situación de vulnerabilidad.
Hoy, fecha en que universalmente conmemoramos el Día de Lucha contra el Maltrato Infantil, pedimos especial atención y protección para aquellas mamás que en la tramitación de causas judiciales buscando proteger a sus hijos padecen y también resultan ser víctimas de violencias. La justicia y los organismos de protección tienen en ello un cometido importante en la tramitación con celeridad de las intervenciones pertinentes, para que el maltrato que se gesta en el ambito intrafamiliar no se multiplique. El flagelo del maltrato infantil, es un problema de todos.
FORO CATAMARCA INFANCIA ROBADA