En la noche del viernes 31 de mayo de 2024, las redes sociales se conmocionaron con la noticia del fallecimiento de la Cantora Silvia Pacheco, con cierta confusión debido a que en su perfil de facebook había publicado el mensaje “Les cuento que sigo en actividad…”, acompañado de un video resumen de actuaciones suyas acompañado de su interpretación de la zamba “Cenizas de tu Amor”.
Sin embargo, a cada minuto, por familiares, amigos y vecinos del B° Facundo Quiroga, en Valle Viejo, se confirmaba la triste noticia de su paso a la inmortalidad de la música argentina.
Quizás aquel mensaje se daba en su eterno esperar de la confirmación de su presencia en la Cartelera de la Fiesta del Poncho de este año. A pesar de sus méritos, experiencia, representación en el mundo de nuestra música, aún ella dudaba si lor organizadores de turno la aceptaran en la Cartelera pagándole el cachet que pedia y le correspondía.
Dudaba, porque la experiencia le indicaba, que por ser “número local” y Mujer, su acceso estaba limitado por varias excusas inentendibles, presupuesto (cuando se gastan millones en artistas de dudosa convocatoria y de limitada calidad músical, en especial en relación a ella y otrx artistas catamarqueñxs)
Silvia Pacheco seguirá acompañandonos desde su voz grave resonadora de quebradas, como las cantoras nuestras en nuestros pueblos, su fuerza gestora y paridora de eventos, de representaciones de nuestra tonada, sentimiento y color en el mundo, peleándola sola muchas veces, abriendo sus brazos y por ello recibiendo la admiración de Mercedes Sosa, Rubén Juarez, Diego Maradona, Joan Manuel Serrat y tantos otros, con quienes compartio espacios, escenarios, grabaciones y madrugadas.
Es el pueblo el que esta triste, el pueblo que si ama a sus artistas, el pueblo que la vio en todo tipo de escenarios, con frio, con calor, con buenos o malos equipos de sonido, ante mil, diez mil o 50 personas, en los festivales principales o en los de pueblos pequeños celebrando sus frutos o su patronal.
Se va un ícono de Mujer en los escenarios, que al igual que otra insigne catamarqueña: Margarita Palacios, fue ninguneada por razones políticas en algunos casos, y repetimos, también por ser mujer y ser “número local”.
Pero no se va, resonarán por siempre su dulzura interpretativa en “Cenizas de tu amor”; su calidad técnica y picardía en “Camarero Champagne”, su profundidad identitaria en canciones muy propias del cancionero catamarqueño como “Zamba de la Añoranza”, “Paisaje de Catamarca”, “La Catamarqueña”, entre tantas otras.
Nos deja un momento icónico en la Fiesta del Poncho del año 2006, cuando Mercedes Sosa, quien habia disfrutado de su generosidad en España, cuando Silvia Pachecho residía en ese país y conducía un espacio para la música argentina, le pidió cantar juntas “Zamba de la Añoranza”, recibiendo una ovación casi nunca vista en ese festival.
Por esas causalidades, en aquella interpretación Mercedes Sosa comienza cantando los primeros versos: “Vuelvo, tierra vuelvo // después de larga ausencia y añoranza”, completando Silvia Pacheco un mensaje eterno: “llevándote en mi voz este tierno cantar, que he visto florecer en mi guitarra”.
Hasta siempre Silvia Pacheco, brille para siempre la luz que no tiene fin para vos, y para nosotros alimente para siempre nuestros espíritus la luz de tu voz y tu humildad.
Y nos deja en este Adiós, su cantar…