Un informe privado alertó por el impacto de la caída de la demanda interna y menos precios de exportaciones en la producción regional. El sector lácteo, porcino, vino y mosto y de la yerba mate, entre los más afectados.
Tras la primera mitad del año los resultados continúan siendo desfavorables para las diferentes economías regionales. El combo de una brusca baja de la demanda interna, sumado a la merma de algunas exportaciones y costos productivos por arriba de la inflación llevaron a que 12 de 19 producciones se encuentren en alerta. Entre las más complicadas aparece el sector lechero, de granos, cítricos dulces, forestal, la actividad de la yerba mate, vino y mosto, ovinos, miel, así como porcinos, peras y manzanas, papa y mandioca.
Así lo señaló el último informe elaborado por Coninagro que da cuenta de la continuidad de los problemas en las diversas cadenas productivas del país para mediados de 2024. Al respecto, la entidad indicó que “se trata de actividades que vienen de muy baja demanda, costos elevados para el sistema productivo, y precios muy estancados” lo que, anticiparon, “no genera iniciativas hacia adelante”.
Un factor clave tiene que ver con la baja demanda reflejada en indicadores de consumo y de exportaciones “muy deprimidos”. De igual manera el informe de economías regionales que difunde CAME señaló que “durante julio, fruto de la disminución del poder adquisitivo y la falta de convalidación de precios por parte del consumidor, se observó una caída de la demanda de entre un 30% y 40%”.
Derrumbe de lo regional
Desde el área de economía de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria Limitada (Coninagro) que representa a cooperativas del sector agropecuario a nivel federal publicaron un nuevo informe mensual sobre el “Semáforo de las economías regionales” que indagó en la situación actual de gran parte de las cadenas productivas del país.
En lo concreto, con datos a junio de este año, relevaron la situación de 19 economías regionales y detallaron que 12 sectores regionales se encuentran en crisis (semáforo en rojo), mientras que 4 están en situación de alerta (amarillo) y 3 se ubicaron en verde, es decir, muestran crecimiento. Entre los motivos que explican tal situación, la entidad señaló que los rojos se vinculan con una “baja demanda, costos elevados y precios estancados” en tanto que los amarillos se explican por “cambios que plantean incertidumbre respecto del esquema de precios/costos” y los verdes son resultado de “señales de precios al productor atractivos”.
De las 19 producciones que se monitorean todos los meses, siguiendo la parte micro a nivel precios y costos, la parte productiva y a nivel exportaciones y consumo interno, este indicador mostró que entre las economías regionales más perjudicadas se encuentran la cadena lechera, los granos, cítricos dulces, la actividad forestal, de la yerba mate, el vino y mosto, ovinos, miel, así como porcinos, peras y manzanas, papa y mandioca.
En detalle por producción, la actividad lechera acumula más de un año en estado crítico. Puntualmente, “los litros producidos por tambo caen significativamente en términos interanuales, y si bien la exportación está creciendo en volumen, es poco en valor”. Este sector tiene mucha heterogeneidad, lo que se evidencia en por un lado “la venta de tambos por baja producción o edad del tambero, costos energéticos y dificultades en la generación de reservas forrajeras” y, por otro, en “algunas inversiones para superar esta crisis”, indicó el informe que resaltó que se trata de “un momento bisagra” para la actividad en el país.
El caso de los cítricos dulces (naranjas, mandarinas y pomelos) da cuenta de cuatro meses en “alerta”. La causa central se vincula con que “los precios crecen pero a menor ritmo que la inflación, sumado a la suba de los costos de almacenaje y logística”. Por su lado, la producción de vino y mosto se mantiene en declive hace más de un año, “combinando precios por debajo de la inflación, menor consumo interno y menores exportaciones”. Entre las principales preocupaciones del sector aparecen “los altos costos de la electricidad (en los casos donde hay pozo) y también en las bodegas para el estacionamiento y frío, luego de la elaboración”. A su vez, si se mira la situación de la yerba mate, se observa el golpe generado por la retracción en los precios al productor (hoja verde, antes del secadero y molino), al punto de que “no hay muchas razones en la actualidad para pensar que esto se revierta”.
Respecto de los otros sectores productivos “en rojo”, la producción forestal se vio afectada por “la suba de precios internos y baja demanda ya que tanto la construcción como la exportación están estancadas”. Asimismo, la producción de mandioca mantiene el color rojo, ya que “muestra precios muy por debajo de la inflación” y la producción de miel, “profundiza el rojo debido a que siguen los problemas productivos y muy baja exportación”. También está en alerta la producción ovina, donde “todos los indicadores son negativos”. Se suman la producción de peras y manzanas y la actividad porcina que pasó del amarillo del mes pasado a rojo por “el estancamiento significativo de precios que sufrió la principal categoría: el capón”.
Al respecto, Silvina Campos Carles asesora económica de Coninagro, evaluó que “en este mes se destacan algunos cambios en la producción bovina, que estaba muy en rojo y tuvo una leve suba de precios. La mayoría del resto de las actividades mantiene su color. La producción de leche sigue en rojo, la mandioca también, lo mismo que ovinos, papa, peras y manzanas y porcinos, entre los principales”.
Respecto de las actividades en “amarillo”, el algodón “ha recuperado producción, pero mantiene precios bajos”. Esta actividad “está buscando financiar la nueva siembra y la incorporación de tecnología”. En el caso de las aves se mantiene en recuperación por “la evolución de los precios mayoristas respecto de la inflación y una ecuación de costos estable aunque el resto de los indicadores no son muy alentadores”. La producción de maní está por segundo mes consecutivo en amarillo, ya que los precios se estancaron, al igual que las exportaciones.
La brecha del productor a la góndola
Según el Índice de Precios en Origen y Destino elaborado por el sector de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) en julio de este año los precios de los agroalimentos se multiplicaron por 3,1 veces del campo (origen) a la góndola (destino). Es decir, el consumidor pagó $3,1 por cada $1 que recibió el productor.
En promedio, la participación del productor alcanzó el valor más alto desde diciembre 2022 y explicó el 35,7% de los precios de venta final, un 14,8% más que en junio. Las razones que explican estos datos tienen que ver con que “fruto de la disminución del poder adquisitivo y la falta de convalidación de precios por parte del consumidor, se observó una caída de la demanda de entre un 30% y un 40% y al ser, por lo general, productos perecederos, la situación forzó a distintos eslabones de la cadena de valor (mayoristas y minoristas) a resignar parte de la renta”, evaluó CAME.
En la actividad frutihortícola los precios de las 19 frutas y hortalizas que integran la canasta se multiplicaron por 3,6 veces, lo que representa un descenso del 20% con respecto al mes anterior. En el caso del sector ganadero, por 2,9 veces. Hay que recordar que según el Índice de Ventas Minoristas de CAME, las ventas del rubro Alimentos y Bebidas acumularon una caída del 21,7% en los primeros siete meses del año frente al mismo periodo de 2023. “La gente reguló sus compras, aprovechó ofertas en los mayoristas, se pasó a segundas y terceras marcas, o adaptó sus comidas a platos más económicos y rendidores. En carnes, por ejemplo, hubo una merma fuerte, en todas las variedades (bovina, porcina y aviar)”, señaló el comunicado de la entidad.
Los productos que presentaron mayor diferencia entre los precios de origen y destino fueron el limón (14,1 veces), la mandarina (9,8), la manzana roja (6,9), la pera (6,1) y el cerdo (5). En detalle, el limón aumentó 9,4% en origen, pero en destino disminuyó 2,4%, atravesando una situación crítica desde hace tiempo. Ante la falta de ventas algunos productores decidieron no cosechar, porque el precio que pagan las industrias no llega a cubrir los costos de producción.
Los precios de la mandarina, por su parte, se incrementaron 37,4% al productor, mientras que bajaron 10,4% en góndola. Según explicaron, “el consumo ha caído significativamente y hay un exceso de oferta, dado que ha sido una muy buena campaña. A su vez, las industrias no pueden procesar toda la fruta, por lo que se estropea y se descarta”. En el caso de la manzana como la pera, disminuyeron sus precios en origen (13,3% y 6,4%) por baja demanda, pero presentaron incrementos en destino (2% y 1,2%, respectivamente). Por último, la carne de cerdo presentó otro comportamiento: mientras que su precio se incrementó 19,7% al productor, al consumidor bajó 0,6%.
“El fuerte incremento de costos tanto en insumos dolarizados, como en transporte, logística, arrendamientos, combustibles y salarios, son factores que también incidieron en los resultados del mes. Además la producción agrícola se ha visto afectada por heladas y frío extremo en todo el país, impactando directamente en la oferta”, analizaron desde CAME y destacaron que “como consecuencia de ello se observó un aumento de precios en los alimentos, incrementándose la participación del productor en el precio final en destino”.
ElDestapeweb