Señalaron que la actividad se recuperó más rápido de lo previsto de la sequía y proyectaron que las medidas adoptadas por el Gobierno pueden mitigar el impacto de la devaluación, pero también advierten por mayor inflación y presión a las brechas.
Según los últimos datos difundidos por el INDEC, en julio la actividad rebotó en términos desestacionalizados y comenzó a dejar atrás el impacto directo de la sequía. Es en ese escenario que distintos estudios privados destacaron la “resiliencia” que mostró la economía y moderaron las estimaciones de caída para este año.
En tanto, si bien resaltaron que las medidas adoptadas por el Gobierno pueden ayudar a sostener el consumo privado durante el período eleccionario, también alertaron sobre las “correcciones” en materia fiscal y cambiaria que deberá llevar a cabo el próximo presidente, lo que conllevará “mayor recesión e inflación” en el comienzo de la nueva administración.
Por caso, desde Ecolatina señalaron que “la economía mostró un importante rebote mensual en julio: en términos desestacionalizados la actividad trepó 2,4% respecto a junio, tras el impacto más pronunciado de la sequía en el segundo trimestre, que había significado una merma acumulada del 2,9%”.
“Además, descontando el efecto recesivo del sector agropecuario, la economía siguió dando muestras de resiliencia en julio (+0,1% i.a.). Así, el resto de los sectores de bienes y servicios mostraron un crecimiento acumulado del 1,2% i.a., únicamente con un mes con una leve caída (junio 2023, -0,4% i.a.)”, detallaron desde la firma.
En ese escenario, mejoraron levemente la proyección para 2023: “Un dato de julio mejor al esperado, en un contexto de rápido rebote de la economía tras el impacto fuerte de la sequía, se combina con medidas por parte del Gobierno para intentar sostener el consumo durante el periodo electoral y disipar el efecto negativo de la devaluación. Esperamos que la economía muestre una caída en torno al 2,2% i.a. en el promedio de este año”.
En la misma línea, desde la consultora Equilibra señalaron que por la grave sequía que redujo fuertemente la cosecha gruesa, “el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) cayó 1,8% i.a. en los primeros siete meses del año”. “Pero en el acumulado a julio, el EMAE excluyendo el agro trepó 1,1% i.a., y recién mostró una mínima caída interanual a partir de junio”, destacaron.
Y también analizaron que esta “resiliencia” de la economía responde a tres factores: “Actividades extractivas (Vaca Muerta y litio) que continúan creciendo pese a los problemas internos; el ajuste de volúmenes importados fue acotado por la acumulación de deuda comercial y el uso de reservas internacionales; y, sectores no transables crecieron porque la expansión del empleo sostuvo el ingreso real de las familias”.
A la hora de proyectar lo que puede esperarse en la última parte del año, desde Equilibra resaltaron: “Pese al shock cambiario, los primeros indicadores de actividad de agosto mostraron señales mixtas. Los sectores extractivos continuaron creciendo, la caída del agro se moderó y los volúmenes importados treparon 7,4% i.a. a costa de incrementar la deuda comercial. Sin embargo, la caída del salario real (-5,8% en agosto) deterioró el consumo privado golpeando a los sectores no transables (aunque de forma heterogénea)”.
A su vez, la firma sostuvo que “tras la devaluación, el Ejecutivo se sacó de encima al FMI durante el proceso electoral, lo que le permitió dejar de lado las metas del acuerdo y desplegar medidas para apuntalar el ingreso de las familias, volcando a la calle $2,7 billones en tres meses (1,5% del PBI)”.
Esta medida, resaltaron desde Equilibra, compensará la caída de los ingresos reales, “pero también alimentará la demanda de divisas, haciendo que se gasten más dólares para contener las cotizaciones financieras y menos para sostener la actividad (importaciones)”.
Con todo, concluyeron que este “push fiscal elevó algo la proyección de actividad, y mucho la estimación de inflación y brecha para fin de año”. En ese marco, desde Equilibra redujeron a 2,3% la estimación de caída para este año.
Hacia adelante, señalaron que el cambio del sesgo de la política económica implementado por el oficialismo “potencia los desequilibrios existentes en una economía frágil y volátil”. “Esto hace que la herencia económica que recibirá el próximo presidente electo sea un poco más compleja y requiera de mayores correcciones (fiscal y cambiarias) para recuperar la estabilidad. Esto implica más recesión e inflación a comienzos de la nueva administración”, subrayaron.
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