Una burrada, bajo la lupa de los que saben

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Uno de los puntos altos del debate presidencial se dio cuando Milei le bajó el precio al impacto que podría tener una ruptura diplomática con China y Brasil.

Javier Lewkowicz

“Creo que el Estado no tiene que interferir en las relaciones comerciales. El Estado no tiene que meterse a decir con quién tengo que comercializar y con quién no. Para los que han dicho que yo no quiero comerciar con China o Brasil, les digo que es una cuestión de los privados, no tiene por qué meterse el Estado”. Así concibe el candidato presidencial Javier Milei, las relaciones económicas internacionales.

Semejante postura se choca con la realidad a la vuelta de la esquina, aseguran especialistas consultados por Página/12. Advierten que el economista libertario desconoce profundamente cómo funciona la dinámica del comercio exterior.

Milei mencionó durante su campaña electoral que no iba a establecer relaciones diplomáticas con Brasil y China, principales socios comerciales, a raíz de las diferencias ideológicas que mantiene con los gobiernos de Lula y de Xi Jinping, respectivamente. Por el nivel de excentricidad de esas declaraciones, parecían fruto de un exabrupto más del libertario. Sin embargo, el debate mano a mano con Sergio Massa expuso que Milei sigue sosteniendo esa postura, sin importarle que está totalmente a contramano de la realidad.

De acuerdo a Milei, las relaciones comerciales internacionales las definen los privados, de modo que la ruptura de las relaciones diplomáticas no supone ningún problema. Y si hubiera problemas, dijo el candidato, un destino se podría intercambiar por otro sin mayores dificultades.

No sabe

El embajador argentino ante el Mercosur y ante la Asociación Interamericana de Integración (Aladi), Mariano Kestelboim, dijo que Milei “no entiende nada sobre cómo potenciar exportaciones a través de las embajadas. Todos los Estados del mundo, y especialmente los más ricos, invierten enormes recursos en agregados comerciales en sus embajadas para abrir mercados para sus empresas. Sin ese trabajo sería prácticamente imposible llegar a exportar para las pymes. Tampoco sabe que la salida del Mercosur generaría un gran costo, ya que llevaría a la Argentina a volver a pagar aranceles, además de la pérdida de la preferencia respecto de los competidores extrazona”.

El secretario de Agricultura, Juan Bahillo, afirmó que “cuando Milei se refiere a la ruptura de las relaciones con Brasil y China, lo dice con una liviandad que espanta, como por ejemplo reemplazar a un mercado como China que tiene 1500 millones de habitantes”. En cuanto al rol del Estado en las relaciones comerciales internacionales, puso como ejemplo, el rol del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) para facilitar las exportaciones de carne bovina a China. También mencionó los desafíos que hay para llegar a acuerdos bilaterales sobre el estatus vinculado a la fiebre aftosa, brucelosis y la tuberculosis.

En tanto, el presidente de la cámara de industrias aceiteras (CIARA-CEC), Gustavo Idígoras, considera que “el comercio internacional está regulado por disciplinas multilaterales de la OMC que la negocian gobiernos, y solo los gobiernos pueden lograr mejoras. Si nos paran un barco o un contenedor, también es el gobierno el que debe intervenir, así que el rol del Estado es imprescindible en el comercio exterior. Lo que no debe hacer el estado es intervenir mercados, pero si regularlos y negociar aperturas de productos argentinos en los países”.

Impacto

Para Juan Manuel Padín, doctor en Desarrollo Económico de la Universidad de Quilmes, “el sistema multilateral de comercio que rige las relaciones comerciales internacionales es una criatura interestatal, cuyo origen tiene más de siete décadas. En la actualidad, con sus 164 miembros aglutinados en la Organización Mundial del Comercio, tal sistema brinda el soporte jurídico-institucional que explica nada menos que el 98 por ciento del comercio mundial. Es decir, ningún país decidió renunciar a su política comercial externa; o sea, a la posibilidad de incidir en las operaciones comerciales entre privados mediante la fijación de aranceles, la utilización de medidas de defensa comercial, o la determinación de requisitos técnicos o sanitarios, entre otras cuestiones. Escuchar referirse con tal ignorancia y liviandad acerca de un tema crítico a una persona que aspira a la primera magistratura de la República es muy grave”.

“Es imposible pensar las relaciones comerciales sin la presencia del Estado. El marco regulatorio lo da el Estado y el acceso al mercado está sujeto a reglas que tienen que ser negociadas por los Estados. Para ingresar a un mercado, se necesita un primer nivel de presencia del Estado, que tiene que ver con la primera capa regulatoria de aranceles y barreras técnicas. Después hay otro rol importante en la promoción del comercio y en la inteligencia de los instrumentos tanto para defender a nuestras industrias. En definitiva, no hay comercio internacional sin Estado, sin dimensión política. Es más, competir en el mundo, acceder a mercados y mantener negocios, depende de los buenos vínculos diplomáticos“, explica Julieta Zelicovich, Doctora en Relaciones Internacionales de la Universidad de Rosario.

Un resumen bastante ilustrativo sobre lo ridículo que es pensar que una pyme pueda hacer el trabajo por su cuenta, sin intervención del Estado, lo ofreció el usuario @VialeAdrian en la red social X (ex Twitter): “Hola señor Xi Jinping, cómo le va, mire yo me llamo Carlos y tengo una pyme que hacemos jugos de manzana acá en Merlo me gustaría saber si me deja venderle a la gente ahí en Shanghai”.

PAgina12

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