Con la rutina de horarios escolar, es importante que los padres, madres y/o tutores tengan en cuenta el adecuado descanso de los niños, niñas y adolescentes, ya que una buena rutina del sueño es fundamental para el desarrollo de todas las funciones cerebrales. Por eso, desde el Ministerio de Salud de la provincia enviamos las siguientes recomendaciones,
El sueño es una función evolutiva que requiere de la maduración del sistema nervioso y es imprescindible para un adecuado crecimiento físico y desarrollo neurológico y emocional de las personas.
La Sociedad Argentina de Pediatría destaca que durante el sueño no sólo se reponen energías, sino que también se llevan adelante cambios fisiológicos.
Durante el sueño aumenta la liberación de la hormona de crecimiento y de las sustancias estimuladoras del sistema inmunitario. Así mismo, desciende la temperatura corporal, la presión arterial y las hormonas del estrés, como el cortisol, por lo que, para inducir el sueño, es recomendable un ambiente tranquilo y seguro, que contribuya a bajar los niveles de alerta y de ansiedad.
De esta manera, un niño, niña o adolescente que descansa apropiadamente durante la noche crece y se desarrolla de la mejor manera posible. Incluso, mejora notablemente el rendimiento académico a lo largo de toda su época escolar.
Establecer rutinas de sueño
Para establecer una rutina de sueño se debe intentar respetar los horarios, los lugares y las secuencias de eventos, para que los niños y niñas puedan asociarlos al momento de ir a dormir. También, es fundamental favorecer la calma, evitar el uso de pantallas o dispositivos 2 horas previas de dormir para mejorar el tiempo y la calidad de sueño, favoreciendo así el desempeño escolar.
¿Cuántas horas son necesarias para un buen dormir?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el buen descanso considera tanto a la calidad como a la cantidad. Este último punto varía según la edad:
– Entre 12 y 16 horas al día para bebés hasta el año.
– Entre 11 y 14 horas de 1 a 2 años.
– Entre 10 y 13 horas hasta los 4 años.
– Unas 10 horas diarias entre 6 y 11 años.
– Al menos 8 horas en la adolescencia.