Elecciones 2023: las primeras réplicas del temblor entre Larreta y Macri en la interna PRO

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El bullrichismo le sacó el quórum automático a Larreta en la Legislatura porteña y no se descartan internas en todos los estamentos dentro de la provincia de Buenos Aires. Los alineamientos empezaron a notarse y ser más marcados. La grieta dentro de la grieta.

La interna entre Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta no pareciera tener final. Patricia Bullrich será, en la ejecución, la que marque el compás de ese quiebre con su candidatura presidencial para desafiar al jefe de Gobierno y ya empezaron a sentirse las réplicas del temblor capitalino fuera de las fronteras de la Ciudad de Buenos Aires. Hace tiempo ambos bandos se mostraron claramente enfrentados, no una pelea dentro de Juntos por el Cambio sino dentro del PRO mismo por la conducción del partido y la cabecera para dirigir a la tropa.

Con Jorge Macri de viaje, los ánimos podrían parecer un poco más calmos pero no. El funcionario tenía el vuelo programado para ir a Estados Unidos junto a su esposa. Ella partió primero y él se quedó unos días más en CABA para resolver algunas cuestiones, entre ellas el debate por la modalidad de la elección. Una vez resuelto eso, en contra suya, y mantenida una conversación mano a mano con Larreta en la que se barajaron posibilidades para mantener la paz, se subió al avión. No estará ausente por mucho tiempo, aproximadamente una semana, con reuniones en Nueva York, privadas.

En su ausencia, un sector del peronismo del norte bonaerense empezó a pedir que renuncie a su silla como intendente por ser ministro y candidato de la Ciudad. En principio, según supo El DestapeMacri no dejará el cargo en Vicente López que hoy lo tiene bajo licencia y culminará el 10 de diciembre. En caso de consagrarse como jefe de gobierno en CABA, una obligación terminará cuando empiece la otra. Para mantener el estatus en ambos distritos al mismo tiempo, hasta que se haga el cambio, se aseguró tener todos los papeles en regla.

Pero sí deberá dar dos pasos al costado llegado el momento. Uno de ellos, cuando comience la campaña para ser jefe de Gobierno. Ahí probablemente tenga que dejar su silla de ministro de Larreta. Esa renuncia empezó a sonar después del anuncio del cambio de modalidad de elecciones pero fue desmentida. Al menos por esa razón. Pero, eventualmente, podría hacerlo en campaña. La otra silla que dejaría en caso de consagrarse como candidato formal es la de la conducción del PRO bonaerense. Todavía figura como presidente del partido en la provincia pese a tener cargo en la Ciudad y ser postulante en ese distrito.

Dentro de las entrañas de la pelea amarilla, todavía no se logró bajar la espuma de una disputa que llegará hasta niveles desconocidos. Una reunión virtual entre los dirigentes del PRO, sin Larreta presente pero con dos enviados, mostró a un larretismo acorralado y amparado en la legalidad para explicar la decisión que se adoptó. El resto, con críticas constantes por poner en riesgo el mandato amarillo en la Ciudad. Nadie sabe, a ciencia cierta, cuál es el acuerdo ni el alcance del mandatario con el radical Martín Lousteau.

El primer coletazo, porteño, fue la decisión del bullrichismo de dejar a Larreta sin quórum propio y automático en la Legislatura de la Capital Federal. Juan Pablo Arenaza, legislador y jefe de campaña nacional de Bullrich, tomó la decisión de quitar sus tres figuras para dejar a Vamos Juntos con 29 votos y no 32. Después, se analizará, tema por tema, si apoyarán o no determinadas medidas que les puedan ser favorables para no quedar en desventaja. Pero la separación es total.

El gran interrogante pasará por el alcance del impacto de la decisión sorpresiva y rupturista de Larreta. Hasta ahora, el conflicto buscó circunscribirse a los límites porteños pero claramente acarreó problemas nacionales con alineamientos hacia uno u otro lado. En provincia de Buenos Aires, particularmente, todavía no se llegó a nada definitivo pero se esperan algunos movimientos, más que nada tácticos y estratégicos, en medio de negociaciones constantes para intentar encontrar el mejor mecanismo para buscar victorias y mantener distritos.

A diferencia de todos los lunes, esta semana no hubo reunión de la mesa provincial del PRO. Justo coincidió con el anuncio de Larreta. Por lo tanto, no hubo una posición institucional sobre lo ocurrido. Se da la casualidad de que el presidente del partido bonaerense es Jorge Macri, principal damnificado por la decisión del jefe porteño. En el último encuentro no conversaron temáticas estructurales más allá de las quejas de los intendentes hacia la gobernación y en el anterior estuvieron casi media hora con Mauricio Macri para analizar los armados en Y o en I latina.

La Y básicamente apunta a que abajo, en este caso los intendentes, puedan colgarse de todas las boletas a gobernador y presidente para captar votos de todos los sectores y generar mayor caudal. La I latina, por el contrario, marca la interna absoluta en todos los estamentos. Líneas paralelas que agruparán a cada sector para enfrentar a su contrincante de espacio. Sería el desacuerdo total y el peor de los escenarios.

Tras el movimiento de Larreta, que le dio impulso para mostrarse más autónomo de Mauricio y demostrar algo de decisión y autoridad (un reclamo que se le hizo disfrazado bajo la palabra de “tibieza” o el concepto de “falta de carácter”), algunos dirigentes bonaerenses, territoriales, pudieron verse un tanto entusiasmados para disputar según sus propios intereses sin tener que acordar ni bajarse para lograr la unidad en la base de la pirámide.

Este panorama no está cerrado pero apareció como posible. De concretarse, se iría hacia la estrategia de la I latina. Internas en todos los niveles. Ya quedó claro que las candidaturas presidenciales del PRO serán múltiples y no de unidad. Aún resta conocer si habrá dos o tres, porque María Eugenia Vidal no tomará posición hasta fin de mes.

La ex gobernadora, como adelantó ayer El Destape, se vio envuelta en un encontronazo feroz con el jefe de Gobierno, amigo hace dos décadas, por su tuit virulento tras el anuncio de la modalidad de votación en CABA. Se dijo que el mensaje fue mal redactado, que buscó dar otra señal y que no se esperó que Macri saliera a replicarlo. Los amigos no hablaron después, sólo antes de la comunicación oficial del gobernante.

Si todavía es una incógnita el futuro de Vidal en nación, en provincia no se mostraron señales. De bajarse, podría apostar por una o por otra I latina. La de Bullrich o la de Larreta. Nadie lo sabe o, mejor dicho, nadie lo quiere decir. Lo cierto es que, más allá de eso, todo pareciera indicar que podría darse un escenario no de ruptura pero sí de internas. Muy lejos del intento de mostrar unidad por lo bajo.

Indefectiblemente, la jugada porteña obligó a tomar posturas más concretas. También la cercanía de la elección. Habrá larretistas y no larretistasBullrichistas y no bullrichistas. La grieta también podría llegar a Buenos Aires detrás de los nombres de Horacio y de Patricia que acomodarán, cual tren, a sus fieles y a las construcciones que lograron conseguir en este tiempo. Eso será clave para la fiscalización.

Lo que sí se intentará mantener, en caso de no lograr evitar la I latina, será la paz en distritos propios. El PRO gobierna 22 de los 135 municipios y buscará retenerlos. Además, apostará por tener nombres fuertes en otras intendencias y una PASO, en ambos casos, podría ser perjudicial. Eso sólo se lograría si las cúpulas calman la interna nacional.

Según una fuente macrista con responsabilidad de gestión, todavía no se notaron movimientos claros en dirección a ampliar la grieta, más allá de los conocidos, pero reforzó el punto anterior, que se pedirá cuidar lo propio más allá de las disputas nacionales y bonaerenses máximas. Sin embargo, un sector se mostró favorable a ir con sus propios nombres en todos los niveles sin la necesidad de tener que acordar con su contrincante. Al menos una parte del bullrichismo no vería con malos ojos, todo lo contrario, ir con los suyos y no con los larretistas. Salvo que los larretistas dejen de ser larretistas.

Así como la PASO presidencial ya quedó sellada, la PASO bonaerense también pareciera ser un hecho consumado aunque en algún momento se intentó o se habló sobre la posibilidad de lograr un solo nombre. Esto se barajó como una chance para aglutinar fuerzas frente a un contrincante difícil de vencer, como es Axel Kicillof. Y también se puso sobre la mesa como una posible negociación para, en espejo con CABA, tener un solo nombre en el distrito. Larreta entregaría la Ciudad a Macri y Macri le daría el OK Diego Santilli. Sin embargo, algo así no hubiera sido bien tomado por otros aspirantes.

Santilli habló con su tropa en Buenos Aires para pedir paz y tranquilidad frente al temblor. No meterse en disputas y mantener el nivel de lejanía con el internismo, una estrategia a la que se abrazó desde el inicio. Junto a Eduardo Macchiavelli, fue el enviado de Larreta al Zoom del PRO en el que se escucharon las críticas de los propios frente a las argumentaciones de los larretistas.

Entonces, internas nacionales, internas bonaerenses y posibles internas en los municipios. Sería la declaración formal de la guerra entre los dos bandos. Si bien tres fuentes de distintas vertientes macristas analizaron la posibilidad certera de un escenario así, otras no vieron señales de que pueda construir, al menos en lo inmediato, una rebelión tan grande. Pero tampoco quedó descartado.

La mesa bonaerense del PRO todavía tiene reuniones pendientes con los candidatos a presidente. El encargado, según se señaló, es Jorge Macri por ser el titular del partido pero tampoco se le dejó la responsabilidad exclusiva a él. Habrá que ver quiénes se anotan en la lista y desfilan frente a los referentes de las secciones electorales, legisladores provinciales, diputados y senadores nacionales por Buenos Aires y postulantes al sillón de Dardo Rocha.

ElDestapeweb

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